* Funcionarios de primer nivel de SEP, ANUIES e INAH participan en el Foro Consultivo 2020 La Universidad que Guerrero y México necesitan
ROBERTO RAMÍREZ BRAVO /
Acapulco, 05 de marzo de 2020. Diego Prieto Hernández, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia, sintetizó las exposiciones de los cuatro funcionarios de primer nivel de la SEP, Anuies y él mismo, habían hecho dentro del primer pánel del Foro Consultivo 2020 La Universidad que Guerrero y México necesitan: “Debemos pensar otra universidad, otro estado de Guerrero y otro país”, dijo, al finalizar su participación, la última de los cuatro participantes.
El pánel estuvo compuesto por el director de la Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Educación Superior (Anuies), Jaime Valls Sponda; el subsecretario de Educación Media Superior de la Secretaría de Educación Pública, Juan Pablo Arroyo Ortiz; el director de Proyectos Especiales de la SEP, Ramón Cárdenas Villarreal; y el director del INAH, Diego Prieto.
El encuentro fue organizado por la Universidad Autónoma de Guerrero y estuvo encabezado por el rector Javier Saldaña Almazán.
En la primera participación estuvieron juntos los cuatro funcionarios federales, quienes en conjunto plantearon la necesidad de renovar todo el sistema de educación superior, empezando por una revolución educativa que tenga como eje a los docentes.
El primero en hacer uso de la palabra fue el representante de la Anuies, Jaime Valls, quien de entrada elogió a la Universidad Autónoma de Guerrero porque, dijo, sus indicadores “son muy positivos” y afirmó que esta casa de estudios debe reconocer sus propios logros y sus fortalezas, así como revisar sus debilidades, como lo está haciendo con el foro, el cual durará hasta el sábado.
El subsecretario Juan Pablo Arroyo explicó que el presidente Andrés Manuel López Obrador está impulsando una transformación en materia educativa, que pasa por la revisión de los programas de estudio -que en la actualidad, señaló, siguen siendo los mismos que cuando él era estudiante-, lo cual hace que “una gran decisión de un joven de 16 años es abandonar la escuela” porque nunca se le enseñó a valorarla, ni esta le ofreció algo que fuera de su interés.
Dijo que el Estado tiene que crear condiciones para que los jóvenes no solo se conviertan a través de la escuela en empleados dóciles, sino que sean transformadores, que cuiden el medio ambiente, que cuiden los derechos humanos, y que la escuela corresponda realmente al desarrollo del país.
Consideró necesario revisar “todo lo que hacemos en educación” porque ahora no solo están bajos los alumnos en español, en matemáticas, sino “la historia se redujo y hoy estamos perdiendo hasta la escritura” ya que los jóvenes actualmente están aprendiendo a comunicarse con emojis y otras modas de Internet.
Renovar las universidades para adaptarlas a la transformación que experimenta el país implica que a los jóvenes no solo se les enseñen fórmulas, sino se les explique para qué sirve el conocimiento.
“¿Quién puede hacer esto? El maestro. Tenemos que convencer a los docentes y que sean actores del cambio, que participen en un cambio que sea trascendental para los jóvenes en el futuro”.
Cárdenas Villarreal, por su parte, remarcó que hay el interés del presidente de la República por transformar la educación, empezando por la optimización de los recursos, incrementar la matrícula, y para ello sugirió la creación de un fondo a partir del Ramo 33 para atender el rezago que enfrentan las universidades actualmente.
Dijo que la universidad puede buscar alternativas de financiamiento, ya sea creando empresas o algún esquema similar, pero siempre con mecanismos transparentes en cuanto al manejo de los recursos, y recordó que varias universidades se vieron envueltas en la llamada Estafa Maestra en el sexenio pasado.
Prieto Hernández, a su vez, hizo un recuento histórico del proceso de obtención de la autonomía para las universidades y recordó -algo que ya habían dicho sus antecesores- que esta autonomía no convierte a las universidades en entidades apartadas del marco normativo general, sino solo les da garantías para autogobernarse y para autolegislar y así determinar su propio rumbo académico y de investigación.
“No podemos permitir que un burócrata nos venga a decir qué vamos a investigar o cómo vamos a hacerlo”, dijo, y con esta frase arrancó un fuerte aplauso del auditorio. Relató que el período neoliberal en México promovió la exacerbación de la corrupción y el neoliberalismo “convirtió a la corrupción en el negocio más redituable de las empresas, el negocio de robarle al pueblo”.
El ejemplo más claro de cómo hubo un proceso de segregación social en este período es la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, en septiembre de 2014, dijo, porque “mostró el desprecio para los jóvenes, para los indígenas y para la educación pública; me parece muy importante no olvidar eso”, pero dijo que precisamente el caso Ayotzinapa marcó el fin no del gobierno de Enrique Peña Nieto, sino del modelo neoliberal.
La Cuarta Transformación, por lo contrario, añadió, no es el programa de un gobierno sino “el anhelo de un país”. Por ello, dijo, la universidad tiene que hacerse cargo de los retos que tienen las regiones, y en el caso de la de Guerrero, “tiene que hacer vanguardia en temas de la violencia”, en temas de sembradíos de productos que van a empezar a ser legales (mariguana y amapola), en temas de los desequilibrios regionales. Y es que, dijo, “pensar en la Uagro, es pensar en los desequilibrios de Guerrero”.
El pánel contó con la coordinación de la doctora Berenice Illades.