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RAÚL SUÁREZ /

Chilpancingo, 26 de septiembre de 2023. Aplicar la Ley no necesariamente implica impartir Justicia. Paula Calderón es mi amiga desde hace varios años, allá cuando yo ingresé como subdirector de Comunicación Social en el H. Congreso del Estado.

Trabajadora, buena persona, hasta donde recuerdo participó en el equipo de futbol del Congreso, donde la cruzazuleamos dos veces y fuimos con el equipo femenil subcampeonas.

Activista social, tiene una asociación, sociedad o grupo que apoya trayendo proyectos, apoyos a bajos precios, entre otras cosas, es madre soltera, de esas que, sin andar gritando que son padre y madre o madres luchonas, defiende con unas y dientes a su familia.

El 7 de junio de 2022, Paula acudió a su trabajo en la Cámara de Diputados, había sesión y por lo tanto tenía que estar pendiente en su trabajo. Lo hizo, hasta donde sé es secretaria con la diputada Beatriz Mojica Morga.

Ese mismo día se gestaba un movimiento de pobladores en la comunidad vecina de Petaquillas, lugar donde ella vive y en ese momento era la segunda comisaria, a unos días por cierto de asumir el mando de la población. Se dice que una partida de militares del 50 Batallón había incursionado en la parte alta de la población, detectado “gente sospechosa” y acudido al lugar donde fueron agredidos según el dicho de los efectivos. Cuando lograron llegar al lugar donde se encontraba este “grupo sospechoso”, no encontraron a nadie. Para ese momento ya un grupo de aproximadamente 100 o 150 habitantes y transportistas de Petaquillas se habían reunido a la altura del panteón nuevo, no dejando bajar a los militares.

Cuando acudimos al lugar juntos con otras autoridades civiles y militares, yo en mi carácter de delegado de Gobierno, se constató que los militares en efecto no los dejaban bajar, sin embargo estaban en buenas condiciones físicas, se entabló el dialogo que duró todo el día con los pobladores presentes y su primer comisario en funciones de autoridad; en ningún momento estuvo presente Paula Calderón ni el tercer comisario Lenin Locia, también detenido actualmente, por cierto.

Este año por información de la misma Paula nos enteramos que las autoridades habían levantado una denuncia donde el entonces responsable del 50 batallón y cinco policías estatales, señalaban concretamente a Paula y a Lenin como las autoridades que azuzaron a la población a no dejar bajar a los militares, retener a las autoridades ahí presentes, entre otras cosas. Nada más falso a la realidad.

Paula y Lenin llegaron a la zona de conflicto, en el panteón nuevo de Petaquillas aproximadamente entre las 17:00 y 17:30 horas de ese 7 de junio de 2022, no pudieron (porque se encontraban en sus sitios de labor) haber sido parte de los cabecillas que no dejaban bajar a las autoridades. Por lo contrario, en cuanto Paula llegó, se puso a nuestras órdenes, nos proveyó de agua y galletas que no habíamos probado en todo el día, se solidarizó con nosotros, así como otras personas que ahí estaban. La infamia que se comete con ellos, hoy recluidos en el Cereso de La Unión, en Guerrero, es atroz, por el solo hecho de aplicar la Ley sin pensar en la justicia, por consigna acaso, por venganza, ¿porque algún otro caso se cae a pedazos y necesitan “chivos expiatorios”?

No se vale ensañarse con las partes más débiles cuando no se puede o no quieren enfrentar a los fuertes de la película.

Paula Calderón y Lenin Locia son inocentes, no me cabe duda, nuestro sistema judicial creo que no, por eso nuestro presidente de la Republica quiere hacer una gran reforma en ese rubro.

En estos casos la sociedad civil debería levantar la voz, no defendiendo delincuentes que se llevaron millones en el INE; aquí los sindicatos, ambos del Congreso, deberían de levantarse y no solo estar peleando migajas salariales. Defiendan a sus compañeros, lo necesitan, los necesitan.

Que se aplique la Ley si, pero que se respete la justicia.

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