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ROBERTO RAMÍREZ BRAVO    /

 

El senador Armando Ríos Piter se registró el miércoles como aspirante a candidato independiente para la presidencia de la República.

No significa que vaya a ganar el mayor cargo político del país, ni que vaya siquiera a ser candidato, pues todavía tiene que enfrentar a al menos ocho aspirantes que ya se apuntaron, entre ellos el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, el Bronco, y conseguir las 870 mil firmas de apoyo que requiere, así como una representación en todos los estados de la República.

La tarea no es sencilla, sin duda alguna, y muchos no creen que El Jaguar, como se hace llamar, pueda, en el eventual caso de convertirse en candidato, enfrentarse con el abanderado del PRI y derrotarlo, pelear con el abanderado o abanderada del Frente Ciudadano por México e infringirle una derrota, y sobre todo, ponerse cara a cara contra Andrés Manuel López Obrador y noquearlo.

A lo más que podría llegar, y esto es opinión de muchos, es, como él mismo dice, a bajarle votos a todos los candidatos. Un poco a cada uno. No los suficientes para ganar, pero sí tal vez para poner en apuros a los demás frente a quien sea su verdadero adversario.

Un poco como decía Víctor González Torres, el famoso Dr Simi: yo le gané a López Obrador, porque por el número de mis votos no alcanzó la presidencia de la República.

Para entender un poco lo que está pasando más vale hacer un mínimo de memoria histórica. Ríos Piter no llegó al cargo de senador que ostenta por un acto espontáneo, sino por una sucesión de acuerdos políticos; ni ha encabezado toda su vida la lucha que ahora afirma tener contra los partidos políticos. Al contrario, se ha beneficiado precisamente de los enjuagues de los partidos en todas las posiciones que ha estado, y ha trabajado bajo las siglas del PRI, del PAN y del PRD.

Pero hay que ir por partes. Lo primero que llama la atención es que la inscripción del guerrerense como aspirante presidencial ante el Instituto Nacional Electoral no generó en Guerrero ningún ruido. Más ruido hacía cuando se le mencionaba como aspirante a la gubernatura que ahora que aspira a la presidencia de la República. Eso es importante porque Guerrero es su patria chica y porque la mayor parte de sus cargos han estado vinculados a la entidad. Incluso en este momento, habrá renunciado a la filiación partidista con el PRD pero no a la representación por Guerrero, estado al que representa en el Senado.

El vacío en su tierra, por la que poco hizo cuando buscaba gobernarla, y de la que se ha alejado casi en su totalidad ahora que sus vuelos son de otras alturas, es una primera señal.

¿Pero quién es Armando Ríos Piter? En su historial en Wikipedia se lee que es licenciado en Derecho por la UNAM y en Economía por el ITAM, tiene una maestría en Seguridad Nacional por la Universidad de Georgetown y “estudios de maestría en Administración Pública” en Harvard.

Ríos Piter era subsecretario de Asuntos Políticos a principios del año 2000, en el entonces naciente gobierno de René Juárez Cisneros (actual subsecretario de Gobierno de la Segob), y fue el encargado de operar el desalojo de los perredistas que, encabezados por Félix Salgado Macedonio, quien había competido contra Juárez Cisneros por la gubernatura, mantenían tomado el Palacio de Gobierno. Era la época en el PRI.

Ríos Piter era el brazo derecho del entonces -como ahora- secretario general de Gobierno de Guerrero, Florencio Salazar Adame. Ya antes había tenido algunos cargos dentro del régimen priista, como asesor en Hacienda de José Ángel Gurría, pero sin duda su destino estaba ligado a Florencio Salazar, con quien abandonó el PRI cuando este emigró al PAN y se fue a apoyar la candidatura de Vicente Fox. Tras el triunfo del panista, Florencio Salazar fue nombrado secretario de la Reforma Agraria, que profundizó en esa época su proceso de desaparición, y Ríos Piter fue nombrado subsecretario de Política Sectorial de esa misma secretaría.

Fue por aquellos años cuando Zeferino Torreblanca conoció al joven tecpaneco y quedó prendado de su cuadro curricular. Por recomendación de Florencio Salazar, una vez que ganó la gubernatura, Torreblanca lo nombró secretario de Desarrollo Rural del estado. Desde esa posición, Ríos Piter, quien todavía traía la camiseta azul, se dedicó a apoyar la candidatura de Felipe Calderón en 2006. Reportes periodísticos de la fecha dieron cuenta de ello, y algunas organizaciones campesinas incluso llegaron a tomar sus oficinas, pero el gobernador siempre lo respaldó.

En 2009 Ríos Piter fue candidato a diputado federal. Después de la derrota de 2006 para el perredismo -partido en el que ya militaba el ahora aspirante-, 2009 fue un año difícil: el PRD perdió todas, menos una diputación: la que él encabezaba en la Costa Grande. Testimonios priistas refieren que hubo maniobras del grupo que encabezaba en esa zona el ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer para apoyar a Ríos Piter, a la sazón, el consentido del entonces gobernador Torreblanca. Sea por el apoyo de Figueroa o por el apoyo de Torreblanca, el ahora aspirante independiente fue el único perredista en ganar en esa ocasión. Apuntalado ya abiertamente por Torreblanca, y sin el contrapeso de Armando Chavarría Barrera, quien había sido asesinado en la víspera de anunciar su candidatura al gobierno de Guerrero, se le veía como el posible sucesor en la gubernatura, lo que no consiguió porque se le atravesó Ángel Aguirre Rivero.

En 2012 otra vez hubo elecciones federales, y esa ocasión Ríos Piter fue aspirante a senador. En Iguala, el candidato sostuvo un encuentro público, político, sí, tal vez, simplemente, con el entonces alcalde José Luis Abarca Velázquez, el primer vinculado con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, y en proceso actualmente por el asesinato del dirigente de la Unidad Popular de Iguala, Arturo Hernández Cardona y dos de sus compañeros. Tal vez fue solo un encuentro coyuntural y de campaña, pero el video, disponible aún en YouTube, muestra un alto grado de cercanía entre el tecpaneco y el igualteco y el compromiso político entre ambos.

En 2015, otra vez El Jaguar era considerado candidato natural a la gubernatura, después de que en 2011 con todo el apoyo de Torreblanca Galindo, había perdido frente a Ángel Aguirre Rivero, quien provenía del PRI. Parte del pacto entre Aguirre y él era que el gobernador no le impediría sucederlo; pero en diciembre de 2011, policías federales y estatales dispararon contra una manifestación de normalistas en la autopista y mataron a dos estudiantes. El tecpaneco operó desde el Senado la caída de Aguirre, quien aún no cumplía un año en el cargo, y ser él quien lo reemplazara. Aguirre lo supo y, tras sobrevivir al episodio, le cerró el paso. Caído Aguirre en desgracia en 2014, tras la desaparición de los 43 normalistas, y ya sin el bloqueo del gobernador, Ríos Piter era el candidato natural para la sucesión pero, en un episodio nunca aclarado, decidió dejar la contienda y retirarse. Su adiós, como después su separación del PRD, fue un alegato que no encajaba con su trayectoria personal.

Desde que renunció a la gubernatura, la figura de Ríos Piter ha sido fantasmal en Guerrero, donde casi no se le ve.

La pregunta subyacente: Si no fue capaz de luchar por la gubernatura cuando la tenía en la mano y su adversario, el ex gobernador Aguirre, estaba en la lona, ¿lo hará realmente ahora por la presidencia de la República, donde el golpeteo está en otro nivel?

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