ISAAC FLORES PINEDA /
Acapulco, 17 de mayo de 2021.
Parecía una reunión habitual como sucede todo el tiempo en el Congreso local. Los integrantes de la Junta de Coordinación Política estaban citados a discutir sobre quién sería el nuevo umbusmenperson en Guerrero.
El cónclave transcurría aburrido, tedioso, entre botellas de agua, canapés, carpetas y los currículum de quienes aspiran, cuando de pronto el presidente de la Jucopo, Alfredo Sánchez Esquivel, ufano, dijo: “no se lo qué vayan a decidir compañeros, yo voy apoyar a mi paisana”. Los demás integrantes se miraron entre sí, guardaron silencio y restaron importancia a la sugerente afirmación.
La paisana a la que se refería el parlamentario es la ayutleca Cecilia Narciso Gaytán, una mujer cuya trayectoria es limitada y sin alguna labor sobresaliente en materia de defensa de las garantías individuales que la pongan a competir con la mayoría de los aspirantes.
En el acotado palmarés de Narciso Gaytán lo más sobresaliente es tener a cargo la oficialía de partes en la Comisión para la Defensa de los Derechos Humanos, un espacio burocrático que se limita a canalizar las quejas para que defensores de los derechos humanos de la organización vayan a campo e investiguen los casos y documenten las supuestas violaciones a las garantías individuales.
En comparación con la trayectoria de al menos tres hombres y dos mujeres, de los 10 que se inscribieron, la suya no soportaría un examen con el mínimo rigor.
Diputados locales revelaron que la advertencia del presidente de la Jucopo al final iba en serio y cuando se refería al apoyo hacia su paisana era no sólo de su voto sino también al cabildeo para allanarle el camino.
En días posteriores, el legislador fue convenciendo uno a uno a sus compañeros para que le brindaran el apoyo a su paisana, primero para que quedara entre las finalistas.
En la operación para ayudarla y en un ambiente controlado, las comparecencias de los aspirantes no se hicieron públicas. Fueron a puerta cerrada.
Por eso para los diputados no causó extrañeza que Cecilia Narciso haya quedado en la terna final para competir.
A juzgar por su experiencia y comparando su trayectoria con el resto de los aspirantes, el mérito más destacado para estar incluida en la terna para ser electa ombusmenperson es ser de Ayutla, la tierra natal de quien encabeza el poder que la podría ungir, así como un presumible parentesco con el representante del Poder Legislativo.
Pero este movimiento no parece ser al azar, obedece a que el diputado Alfredo Sánchez Esquivel, ha comenzado a mover los hilos de lo que cree puede ser la mejor oportunidad para hacer crecer una carrera política al amparo de una marca boyante. En el Congreso es público que se prepara para ser candidato a gobernador, aprovechando el poder otorga ser diputado otros tres años más al ocupar un espacio plunominal que le garantiza su permanencia en la curul.
En una sociedad como la guerrerense, que nunca se calla los agravios, el intento evidente por imponer a un cercano en un cargo relevante no pasó desapercibido para los grupos y organismos no gubernamentales que se verían como terceros afectados al no contar con un ombusperson con la experiencia que requiere el cargo en un estado donde los derechos humanos son violados constantemente.
La petición de organismos no gubernamentales y colectivos es una sola: que el diputado se excuse de participar en la selección del nuevo presidente de la Codehum.
Su argumento para Sánchez Esquivel de un paso al costado es que, dada la cercanía del presidente de la Jucopo con la aspirante, sería ilegal e inmoral que el legislador participe en la elección del nuevo ombusmenperson.
Su presencia en la designación no daría certidumbre de piso parejo a los demás aspirantes.
Sería en verdad contradictorio que la figura encargada de velar por los derechos humanos de los guerrerenses sea electa precisamente violando los derechos humanos de guerrerenses, de concretarse la imposición.
El diputado local por la Costa Chica deberá valorar si vale la pena seguir con la intención de apoyar a su paisana y presunta sobrina política, aunque con que ello represente el riesgo de quedar estigmatizado como el clásico personaje de provincia sacado de una mala película mexicana sobre sátira política.
Al final, Sánchez Esquivel estaría reciclando las viejas prácticas -imposición y dedazo- que juró combatir como miembro de la Cuarta Transformación.
El diputado solo debe recordar que lo que empieza mal tenderá a ponerse a peor.
Comentario y sugerencias, al correo: isaac_flores1985@hotmail.com