RAÚL SUÁREZ MARTÍNEZ /
Chilpancingo, 01 de agosto de 2020. Al Capone fue un jefe de la mafia en Chicago que tuvo su auge en la época de la Ley seca, su carrera criminal, conocida en la historia y también en series de televisión y cine, nos enseña cómo la mafia siciliana se apoderó de Chicago y una parte importante de los Estados Unidos.
A pesar de la libertad con la que actuaba Capone –quien llegó a ganar 60 millones de dólares al año– la brutalidad de los crímenes forzó la intervención del gobierno. Eliot Ness y su equipo de “los intocables» fueron los encargados de liderar la persecución, y finalmente lograron que Al Capone entrara en prisión en 1932 por un delito de evasión de impuestos para cumplir una sentencia de 11 años. No fueron sus innumerables crímenes, ni su influyente tráfico de alcohol, no, Al Capone pisó la cárcel por el dinero. Hubo un contador que, sin duda, pactó con el gobierno y la policía para ponerle el dedo a su patrón.
El caso de los grandes capos que han caído en México, pasa por la delación de algún elemento importante de su banda y, claro, por el manejo indiscriminado del dinero. La mafia, si algo le molesta y le duele, es que golpeen directamente la ruta del dinero, algo que este gobierno ha empezado a hacer.
En el caso actual, los priistas y panistas, sobre todo, están empezando a sentir los estragos en sus filas, sienten que el piso se les mueve, “el contador” Lozoya que bien podría ser el “cantador” ha pactado con la Fiscalía de México para poner en manos de la justicia mexicana a quienes fueron beneficiados con dinero sucio de Odebrecht. Estamos hablando de cantidades de dinero que sirvió para corromper (porque quisieron corromperse) a priistas, panistas, seguramente algunos perredistas, entre otros políticos, sin dejar de mencionar a importantes medios de comunicación que todavía hoy, esconden las verdaderas noticias y se dedican a tergiversar noticias para tratar de desprestigiar a López Obrador y su gobierno. A pesar de muchos actos ilegales que realizaron, están en la mira de la justicia no por otra cosa, más que por el dinero, la ruta del dinero siempre deja huellas o siempre deja alguien que, por salvarse o salvar a su familia, canta y canta.
En el caso de los 10 gobernadores que al final se convirtieron en nueve, su coraje, su disgusto, su inconformidad, no responde a otro motivo: el dinero. Si algo le preocupa a este grupo que bien podría ser análogo a un grupo de mafia política, es que el gobierno de López Obrador haya centralizado el manejo y distribución de los recursos económicos, en el tema de la pandemia, es el gobierno federal el que se hizo cargo de la construcción y reconstrucción de los hospitales olvidados por el PRI y el PAN, no hubo oportunidad de tranzar con las constructoras para quedarse con el consabido porcentaje de empresas que muchas veces son de los mismos políticos, no se les entregó el presupuesto para contratar personal médico o las medicinas que cobraban cinco o diez veces más en las facturas con distribuidores a modo.
En la actual embestida del grupo de los nuevos mafiosos que cobran como gobernadores contra el doctor Hugo López-Gatell y su demanda de que renuncie de la subsecretaria de Salud y por consecuencia deje de ser encargado del manejo de la pandemia del coronavirus, la demanda real no pasa realmente por la manera de como López-Gatell maneja la pandemia y su información; el asunto real de estos gobernadores es claro que pasa por el manejo de los recursos económicos.
En la actualidad estos han sido mínimos en comparación del manejo que hacían los prianistas en el pasado; de hecho, cada que alguna tragedia golpeaba a México, nuevos millonarios surgían de las filas del PRI y el PAN.
Todos estos temas nos enseñan que siempre es el dinero el que provoca los diferendos, pero también que ahora ante el intento de acabar con la impunidad, puede ser la ruta del dinero lo que ayude a que muchos y muchas sigan el camino de Al Capone.
Los gobernadores quieren dinero, quieren su fondo de retiro, no les interesa, nunca les ha interesado, lo que sufra la gente.